Los *Reds* afrontan la temporada con el objetivo de defender su título bajo la dirección de Arne Slot, quien ha mantenido la ambición y el carácter competitivo del equipo. El Liverpool comenzó de manera arrolladora, logrando cinco victorias consecutivas que lo posicionaron como claro favorito al liderato. Sin embargo, el conjunto sufrió un inesperado bajón en su rendimiento, encadenando dos derrotas consecutivas que frenaron su impulso y lo dejaron con 15 puntos, a solo uno del líder, el Arsenal. A pesar de este tropiezo, el equipo conserva un alto nivel de juego y mantiene intactas sus aspiraciones de retomar la cima, confiando en su poder ofensivo y la solidez táctica que lo caracteriza bajo la nueva gestión de Slot.
Por su parte, los *Red Devils* continúan en la búsqueda de estabilidad y resultados que les permitan dejar atrás la crisis que los ha acompañado en las últimas temporadas. Bajo el mando de Ruben Amorim, el equipo ha mostrado destellos de buen fútbol, pero la falta de consistencia en su planteamiento táctico ha generado dudas entre la afición y la directiva, impidiendo que el club se consolide en los puestos de clasificación directa a competiciones europeas. Tras la reciente pausa internacional, el conjunto de Manchester aprovechó los días adicionales de trabajo para ajustar detalles y reforzar su cohesión colectiva, con la mirada puesta en este histórico clásico inglés, una oportunidad ideal para recuperar confianza y encaminar su campaña.