Japón afronta este compromiso con la necesidad de reencontrarse con su mejor versión tras dos actuaciones grises ante México y Estados Unidos, en las que no logró anotar. A pesar de ello, el combinado nipón llega con el respaldo de una clasificación asiática sólida, en la que finalizó como líder de su grupo, aunque con algunos tropiezos ante selecciones como Australia y Arabia Saudí. En el historial reciente frente a Paraguay, los japoneses mantienen una clara ventaja: desde su eliminación en octavos del Mundial 2010, han ganado todos los amistosos disputados, lo que refuerza su confianza de cara a este nuevo duelo. Sin embargo, la falta de eficacia ofensiva mostrada en sus últimos encuentros despierta cierta preocupación, por lo que Japón buscará reencontrar su ritmo y contundencia para recuperar sensaciones positivas antes de los próximos desafíos.
Paraguay regresa a una Copa del Mundo tras 16 años de ausencia, impulsada por una generación renovada y competitiva que logró cumplir con creces en las exigentes eliminatorias de la Conmebol. No obstante, su punto débil continúa siendo el rendimiento como visitante, ya que desde 2022 solo ha conseguido dos triunfos fuera de casa, mostrando una irregularidad que preocupa de cara a compromisos de alto nivel. Aunque ha sabido rescatar empates valiosos en escenarios difíciles como los de Uruguay y Colombia, el equipo todavía carece de la solidez necesaria cuando juega lejos de Asunción. El amistoso ante Japón se presenta como una oportunidad clave para evaluar su verdadero potencial y fortalecer su identidad colectiva, aunque el desafío será considerable frente a un rival que históricamente le ha resultado complicado.